Las aventuras de Pásela en Paz
Terry Bueno Pedraza, madre: Nini Santana y estudiantes integrante del Grupo de elaboración de Cuentos.
Grupo No. 3 que echaron "El Cuento" de como Pásela en Paz, es la medicina para la Convivencia en medio del Llano y la exuberación de la naturaleza.
Formato Cuento
Todo comenzó en el mes de marzo de 2017. Mucha gente vivía incomunicada, las escuelas también lo estaban, sin internet, sin energía, eran muchas voces que no eran escuchadas.
Había bosques, había sembrados que hablaban del deseo de progreso, de una mejor calidad de vida.
Los árboles, como testigos mudos de lo que allí ocurría, empezaron con sus hojas a susurrar: “La gente necesita un cambio inmediato”.
¿Quién los salvaría? ¿Quién escucharía sus necesidades, sus querellas y sus más profundos deseos?
Los grandes árboles le dijeron a los pequeños qué podían hacer para ayudar a la sociedad. El cacao dijo “yo puedo hacer que mis mazorcas lleguen a todo lugar, será un recorrido largo, pero lo voy a lograr”.
Aquellas pepitas livianas empezaron a viajar y al llegar a su destino su aroma pudieron dar.
Y todos preguntaron ¿de dónde es esta delicia? ¡Queremos saber el lugar de donde proviene!
La lluvia, que era chismosa y conocía el problema, les propuso a las mazorcas que la medicina para sus males existía y que su nombre era Pásela en Paz, esa los podía auxiliar para alcanzar la unidad.
Tomó la palabra la Tolúa y quiso comunicar la belleza que existía en la comunidad de El Troncal, y que toda la gente anhelaba cada día que el esfuerzo que se hacía por mejorar la calidad de vida no se ahogara a causa de la plaga llamada corrupción. “Aquí hay gente con talento que se afana por producir alimento de calidad que la tierra provee”.
El Bucare de La Pesquera sugirió seguir su ejemplo. Yo me asocio con los árboles vecinos, por ejemplo el cacao, y les proveo alimento. Así mismo el ser humano puede ayudar al otro, conviviendo y uniendo esfuerzos. Aunque no valgo como madera y mucho menos como leña, proveo Nitrógeno del aire al suelo, que nutre las raíces de mi amigo cacaotero.
Dijo el Floramarillo, yo adornaré este paisaje de por sí ya bello, con mis hermosas flores y me uniré a sus causa, también daré mi férrea madera para beneficio del hombre.
El Cedro, aunque era amargado, quería colaborar con esta situación que se tenía en el campo.
El Matapalo de La Reinera, que a otros árboles ahoga, dijo que quería ayudar para que esta tierra no se fuera a acabar.
El Masaguaro, ayudando con la causa aportó su madera y dijo que cerca iba a plantar sus semillas para el planeta cuidar.
Pero todos esos esfuerzos parecían no alcanzar para que el mundo supiera lo hermoso de este lugar.
El viento dijo “¡he llegado tarde con la medicina de Pásela en Paz!”
No, por cierto, dijo la mazorca de cacao, por el contrario, es el momento perfecto, porque esta agua con sus minerales nos viene a refrescar.
El viento empezó a soplar cada vez más y más y trajo desde la serranía lluvia fresca para este lugar, y es que gota a gota las raíces de los árboles empezó a nutrir.
Gracias a la lluvia, los árboles pudieron gritar, sus ramas crecieron tanto, que llegaron a la capital. La sociedad por fin escuchó y tomó de la medicina Pásela en Paz, creando una RED DE EMISORAS ESCOLARES y con ello empezó en Arauquita una nueva era de comunicación. Por fin los árboles podían reunirse de manera virtual y los humanos sus ideas escuchar.